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Mucho pasó por el mundo y mucho habremos cambiado y aprendido aprendido en estos casi 5 años.
Dos inquietudes..
>Acaso "muchos" de los Coaches no vivimos en falsa positividad?
>Qué nos falta para salir del silencio, hablar y mostrar nuestra vulnerabilidad y compartir Juntos ? acaso eso no es lo que invitamos a nuestros clientes?.
Ella me dijo: "Escribe lo que estás sintiendo. Di la verdad. Escribe como si nadie estuviera leyendo". Y solo así, comencé a aceptar mi verdadera pena y dolor."
El regalo y el poder de mostrar el coraje emocional (2017)
La psicóloga Susan David comparte cómo la forma en que manejamos nuestras emociones da forma a todo lo que importa: nuestras acciones, carreras, relaciones, salud y felicidad. En esta charla profundamente conmovedora, humorística y potencialmente transformadora, desafía una cultura que valora la positividad sobre la verdad emocional y analiza las poderosas estrategias de la agilidad emocional. Una charla para compartir.
Transcripción
Traductor: Silvina Katz Revisor: Claudia Viveros
Hola, ¿qué tal?
Sawubona.
En Sudáfrica, de donde vengo,
"sawubona" en zulú significa "hola".
Hay una hermosa y poderosa intención ceñida a esta palabra
porque "sawubona"traducido literalmente significa,
"Te veo, y al verte, te traigo a la existencia."
Qué hermoso, imagina que te reciban así.
Pero, ¿qué implica la forma en que nos vemos a nosotros mismos,
nuestros pensamientos, nuestras emociones e historias
que nos ayudan a prosperar
en un mundo cada vez más complejo y cargado?
Esta pregunta crucial ha estado en el centro del trabajo de mi vida
porque la forma en que manejamos nuestro mundo interno lo impulsa todo:
cada aspecto de cómo amamos, cómo vivimos,
cómo criamos y cómo conducimos.
La visión convencional de las emociones, como buenas o malas,
positivas o negativas,
es rígida.
Y la rigidez es tóxica frente a la complejidad.
Necesitamos mayores niveles de agilidad emocional
para una verdadera resiliencia y para prosperar.
La travesía de esta vocación
comenzó para mí no en los salones sagrados de una universidad sino en el desordenado y tierno ámbito de la vida.
Crecí en los suburbios blancos del apartheid de Sudáfrica,
un país y una comunidad comprometidos a no ver.
A la negación.
Una negación que hace posible 50 años de legislación racista
mientras las personas se convencen de que no están haciendo nada malo.
Y sin embargo, aprendí sobre el poder destructivo de la negación,
primero, a nivel personal,
antes de entender lo que este le hacía al país de mi nacimiento.
Mi padre murió un viernes.
Tenía 42 años y yo tenía 15.
Mi madre me susurró que fuera a despedirme de mi padre
antes de ir a la escuela
Así que me puse la mochila y transité el pasillo que llegaba
a donde, en el corazón de nuestro hogar, mi padre yacía moribundo de cáncer.
Él tenía los ojos cerrados, pero sabía que yo estaba allí.
Siempre me sentí vista en su presencia.
Le dije que lo amaba,
me despedí y seguí con mi día.
En la escuela, pasé de ciencias a matemáticas, a historia, a biología,
mientras mi padre se iba de este mundo.
De mayo a julio, septiembre y noviembre
seguí con mi sonrisa habitual.
No abandoné la escuela ni una vez.
Cuando me preguntaban cómo estaba, encogía los hombros diciendo: "Bien".
Me elogiaron por ser fuerte.
Yo era la maestra del estar bien.
Pero en casa, sufriamos.
Mi padre no había podido mantener su pequeño negocio
durante su enfermedad.
Y mi madre, sola, estaba de luto por el amor de su vida
tratando de criar a tres hijos,
y los acreedores seguían viniendo.
Nos sentimos, como familia, devastados financiera y emocionalmente.
Y comencé a venirme abajo, sola, rápidamente.
Empecé a usar la comida para adormecer mi dolor.
Atracones y purgas.
Negándome a aceptar todo el peso de mi dolor.
Nadie lo sabía, y en una cultura que valora la positividad implacable,
pensé que nadie querría saber.
Pero hubo una persona que no se creyó mi historia de triunfo sobre el dolor.
Mi maestra de inglés de la escuela me miraba con sus insistentes ojos azules
mientras repartía los cuadernos para las tareas.
Ella me dijo: "Escribe lo que estás sintiendo.
Di la verdad.
Escribe como si nadie estuviera leyendo".
Y solo así,
comencé a aceptar mi verdadera pena y dolor.
Fue un acto sencillo
pero nada menos que una revolución para mí.
Fue esta revolución que comenzó en este cuaderno en blanco
hace 30 años
lo que le dio forma al trabajo de mi vida.
La correspondencia secreta y silenciosa conmigo misma.
Como una gimnasta,
empecé a ir más allá de la rigidez de la negación
a lo que ahora he venido a llamar
la agilidad emocional.
La belleza de la vida es inseparable de su fragilidad.
Somos jóvenes hasta que no lo somos.
Caminamos de manera sexi por las calles
hasta que un día nos damos cuenta de que somos invisibles.
Molestamos a los hijos y un día nos damos cuenta
de que hay silencio donde una vez estuvo ese niño, quien ahora hace su vida por el mundo.
Estamos sanos hasta que un diagnóstico nos doblega.
Lo único cierto es la incertidumbre,
y, aún así, no navegamos en esa fragilidad de manera exitosa o sostenible.
La Organización Mundial de la Salud nos dice que la depresión
es la principal causa de discapacidad a nivel mundial,
por encima del cáncer,
por encima de la enfermedad cardíaca.
Y en tiempos de mayor complejidad,
de cambios tecnológicos, políticos y económicos sin precedentes, estamos viendo cómo las personas tienden a refugiarse cada vez más en respuestas rígidas a sus emociones.
Por un lado, podríamos ensimismarnos en nuestros sentimientos,
quedarnos atrapados dentro de nuestras cabezas,
concentrados en tener la razón,
o siendo víctimas de nuestra fuente de noticias.
Por otro lado, podríamos guardarnos nuestras emociones,
hacerlas a un lado y permitir solo aquellas emociones consideradas legítimas.
En una encuesta que realicé recientemente a más de 70,000 personas,
encontré que un tercio de nosotros
—un tercio—
nos juzgamos a nosotros mismos por tener "malas emociones"
como la tristeza,
la ira o incluso el dolor.
O activamente intentamos dejar de lado esos sentimientos.
Nos hacemos esto y también a aquellos que amamos, a nuestros hijos.
Inadvertidamente quizá los avergonzamos por tener emociones consideradas negativas
los precipitamos a una solución,
y fracasamos en ayudarlos
a ver estas emociones como intrínsecamente valiosas.
Las emociones normales, naturales, ahora son vistas como buenas o malas,
y ser positivo se ha convertido en una nueva forma de rectitud moral.
Automáticamente, a las personas con cáncer les decimos que permanezcan positivas;
a las mujeres, que dejen de estar tan enojadas.
Y la lista continúa.
Es una tiranía. Es una tiranía de positividad.
Y es cruel.
Malvada.
E ineficaz.
Y nos lo hacemos a nosotros mismos,
y se lo hacemos a los demás.
Si hay un rasgo en común
en la melancolía, el ensimismamiento, o la falsa positividad, es esta:
todas son respuestas rígidas.
Y si hay una sola lección que podamos aprender
de la inevitable caída del apartheid
es que la negación rígida no funciona.
Es insostenible
para los individuos, las familias, para las sociedades.
Y mientras vemos cómo se derriten los casquetes de hielo,
es insostenible para nuestro planeta.
La investigación en la supresión emocional muestra que cuando las emociones se hacen a un lado o se ignoran, se vuelven más fuertes.
Los psicólogos lo llaman amplificación.
Como ese delicioso pastel de chocolate en la nevera,
cuanto más tratas de ignorarlo...
(Risas)
mayor será su poder sobre ti.
Quizá piensen que están en control de sus emociones indeseadas al ignorarlas
pero de hecho estas los controlan a Uds.
El dolor interno siempre sale a la luz.
Siempre.
¿Y quién paga el precio?
Nosotros.
Nuestros hijos,
nuestros colegas, nuestras comunidades.
No me malinterpreten.
No estoy en contra de la felicidad.
Me gusta ser feliz.
Soy una persona bastante feliz.
Pero cuando ignoramos las emociones normales y acogemos una falsa positividad,
perdemos la capacidad de desarrollar habilidades para afrontar el mundo real
—no el quisiéramos que fuera.
Cientos de personas me han dicho que no quieren sentir.
Dicen cosas como:
"No quiero intentarlo porque no quiero sentirme decepcionada".
O "solo quiero que este sentimiento desaparezca".
"Entiendo," les digo.
"Pero Ud. tiene las metas de una persona muerta".
(Risas)
(Aplausos)
Solo a los muertos no les causan molestias sus sentimientos indeseables.
(Risas)
Solo los muertos no se estresan nunca,
nunca les rompen el corazón, nunca experimentan la decepción que deviene al fracaso.
Las emociones difíciles son parte de nuestro contrato con la vida.
No se consigue tener una carrera significativa
o formar una familia
o hacer del mundo un lugar mejor
sin estrés y aflicción.
La aflicción es la tarifa de entrada a una vida significativa.
Así que, ¿cómo empezamos a desbaratar la rigidez
y a acoger la agilidad emocional? Como esa joven colegiala,
cuando me adentré en esas páginas en blanco,
comencé a acabar con los sentimientos de lo que se suponía que debía experimentar.
Y en su lugar, mi corazón comenzó a abrirse a lo que sí sentía.
Dolor.
Y pena.
Y pérdida. Y arrepentimiento.
La investigación ahora demuestra
que la aceptación radical de todas nuestras emociones, incluso las más complejas y difíciles
es el hito para la resiliencia y la prosperidad,
para la felicidad verdadera y auténtica.
Pero la agilidad emocional es más que solo una aceptación de las emociones.
También sabemos que la precisión cuenta.
En mi investigación, descubrí que las palabras son esenciales.
Solemos usar etiquetas rápidas y fáciles para describir nuestros sentimientos.
"Estoy estresado" es lo más común.
Pero hay un mundo de diferencia entre el estrés y la decepción,
o el estrés y ese conocido el temor de "Estoy en la carrera equivocada".
Al etiquetar con precisión nuestras emociones,
somos más capaces de discernir la causa exacta de nuestros sentimientos.
Y lo que los científicos llaman la disposición potencial del cerebro
se activa, y nos permite tomar medidas concretas.
Pero no cualquier medida, sino las correctas para nosotros.
Porque nuestras emociones son datos.
Las emociones contienen indicadores sobre lo que nos importa.
No solemos sentir emociones fuertes
por cosas que no significan nada en nuestro mundo.
Si sienten rabia al leer las noticias,
la rabia es una señal, tal vez, de que valoran la equidad y la justicia
y es una oportunidad para entrar en acción
y moldear su vida en esa dirección.
Cuando estamos abiertos a las emociones difíciles,
podemos generar respuestas alineadas con nuestros valores.
Pero hay una advertencia importante.
Las emociones son datos, no son directrices.
Podemos llegar y minar nuestras emociones por sus valores
sin tener que escucharlas.
Como puedo acercarme a mi hijo en su frustración con su hermanita
sin estar de acuerdo con su idea de regalársela
al primer extraño que vea en el centro comercial.
(Risas)
Somos dueños de nuestras emociones, ellas no nos poseen.
Cuando internalizamos la diferencia entre lo que sentimos con toda nuestra sabiduría
y qué hacer en una acción alineada con nuestros valores,
generamos el camino hacia la mejor versión de nosotros
a través de nuestras emociones.
Por lo tanto, ¿cómo es esto en la práctica?
Si tienen una emoción fuerte, difícil, no se apresuren a buscar salidas emocionales.
Conozcan sus contornos, miren el diario de sus corazones.
¿Qué les dice el sentimiento?
Y no traten de decir "Yo estoy así", como en "estoy enojada" o "estoy triste".
Cuando decimos "estoy"
sonamos como si fuéramos nosotros el sentimiento.
Pero en realidad, Uds. son Uds., y el sentimiento es una fuente de datos.
Observen el sentimiento por lo que es:
"Observo que me siento triste" u "observo que me siento enojada".
Estas son habilidades esenciales para todos,
para nuestras familias y comunidades.
También son esenciales en nuestros lugares de trabajo.
En mi investigación,
cuando observé lo que ayuda a las personas a traer lo mejor de sí al trabajo, descubrí un poderoso factor clave: la consideración individualizada.
Cuando a la gente se le permite sentir sus verdaderos sentimientos,
el compromiso, la creatividad e innovación florecen en la organización.
La diversidad se da en las personas
pero también en lo que está dentro de ellas, incluyendo la diversidad de las emociones.
Las personas y equipos más ágiles y resistentes,
así como las organizaciones, familias, comunidades,
están edificadas en la apertura a las emociones humanas normales.
Esto es lo que nos permite responder:
"¿Qué me dice esta emoción?"
"¿Qué acción se acerca a mis valores?"
"¿Que me alejará de mis valores?"
La agilidad emocional es la capacidad de tratar sus emociones
con curiosidad, compasión, y especialmente, con el coraje de tomar medidas alineadas con sus valores.
De pequeña, solía despertarme por la noche
aterrorizada por la idea de la muerte.
Mi padre me consolaba con besos y palmaditas suaves.
Él nunca me mentía.
"Todos moriremos, Susie", decía,
"es normal estar asustado".
No trataba de suavizar la realidad para mí.
Tardé un tiempo en entender
el poder con el que él me guió por esas noches.
Lo que me mostró fue que el valor no es ausencia de miedo;
el valor es el temor andante.
Ninguno de nosotros sabía que en 10 años,
él no estaría.
Y que el tiempo para cada uno de nosotros es muy precioso
y demasiado breve.
Pero cuando llegue nuestro momento
para afrontar nuestra fragilidad,
en ese momento final,
nos preguntará
"¿Eres ágil?"
"¿Eres ágil?"
Dejen que el momento sea un "sí" incondicional.
Un "sí" que nazca de una permanente correspondencia con su propio corazón,
porque para pensar en un mundo diferente, debemos saber que pasa fuera de la caja. Semana a semana replicamos 4 temas que no podés dejar de saber!
12 de Febrero
Juegos de guerra.
¡Buen día amigo!
En octubre se cumplirán 60 años de la crisis de los misiles, los días en que el mundo creyó que iba derecho a una guerra nuclear, hasta que Kennedy y Jrushchov acordaron que la URSS retirara las ojivas que apuntaban hacia Washington desde Cuba, y Estados Unidos hiciera lo propio con las que tenía en Turquía mirando hacia Moscú. Fue uno de los momentos más calientes de la Guerra Fría.
Hoy hay otra crisis que tiene al mundo en vilo, y algunos analistas comparan la amenaza de una invasión rusa a Ucrania con la situación de 1962. Suficiente con mirar el mapa de Europa del Este para darse cuenta lo que está en juego.
Hasta ahora todas las gestiones diplomáticas no han aflojado la tensión. Sí revelaron situaciones insólitas, como la que vivió el presidente francés Emmanuel Macron en Moscú por el temor de que los rusos se quedaran con una muestra de su ADN.
Estados Unidos alertó este viernes que la invasión rusa es “inminente”, al punto que pidió a su gente que saliera de Ucrania en cuestión de horas. Rusia, en cambio, asegura que no tiene previsto invadir, pero al mismo tiempo se mantiene firme en que no quiere a Ucrania dentro de la OTAN, y sigue las maniobras militares con su aliado Bielorrusia. Estados Unidos y la OTAN también movieron sus tropas ante la eventualidad de una guerra. Los presidentes Joe Biden y Vladimir Putin hablarán este sábado, y de esa llamada puede que surja el mundo en el que despertaremos el domingo. En las páginas de El País, Francisco Faig escribió hace unos días una columna que tituló ¿Morir por Ucrania? Este sábado Matías Chalapowski se hace la misma pregunta. Y si le gustan las novelas, le recomiendo Nunca, la última de Ken Follett. Cualquier semejanza con la realidad parecerá pura coincidencia. Un apunte: además del bélico, a Biden se le está abriendo otro frente complicado, el económico. La inflación de 2021 fue la mayor en 40 años.
Los escenarios covid.
La expectativa por lo que pueda pasar en la frontera entre Ucrania y Rusia, sacó por unos días de los titulares a la pandemia del covid-19. Además, hay señales claras de que la ola de la variante ómicron está cediendo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que está trabajando sobre tres escenarios: 1) continuar en la actual situación, en la que el coronavirus se sigue transmitiendo pero sin provocar muchos casos graves; 2) controlar el virus de manera similar a como se gestiona anualmente la gripe; y 3) volver a una situación comparable a la de 2020 por la aparición de nuevas variantes y casos graves. ¿Volver a 2020?
El “Convoy de la libertad”.
Con la pandemia, hace ya dos años, surgieron grupos que negaron el covid-19. Son los mismos que empezaron con las primeras protestas en contra del cierre de actividades y las restricciones sanitarias. Con el tiempo se les sumó gente que aceptó el covid, y alguna hasta se vacunó, pero ahora está harta de vivir bajo una emergencia sanitaria porque no puede ganarse el sustento con teletrabajo. Algunos actúan por motivos religiosos, otros políticos, y muchos por supervivencia. Una mezcla de todo esto es lo que está detrás del llamado “Convoy de la libertad”, el movimiento que iniciaron a fines de enero los camioneros de Canadá en protesta por la vacunación obligatoria anticovid y otras medidas sanitarias, y que por estos días está provocando un fuerte daño a la economía de los dos vecinos de América del Norte por los bloqueos de pasos de frontera con Estados Unidos. El “Convoy de la libertad” canadiense tiene imitadores. Columnas de camioneros marchan este fin de semana hacia París, y protestas similares estallaron en países como Bélgica y Nueva Zelanda. El covid pasará, pero lo que dejará seguirá golpeando un buen tiempo más.
Las izquierdas latinas.
Hay que admitir que Nicolás Maduro tiene una gran imaginación. Solo así pudo decir un día que habló con el pajarito de Hugo Chávez. O creerse que su “revolución bolivariana” ha hecho de Venezuela un mejor país para su gente. Esta semana Maduro demostró que en su mente solo cabe un mundo en el que él es Súper Bigote, el héroe de caricatura con mano de hierro creado por su régimen. En el programa de televisión Con el mazo dando, que conduce Diosdado Cabello, Maduro se despachó contra el presidente peruano Pedro Castillo y el presidente electo de Chile, Gabriel Boric, dos líderes de izquierda pero muy críticos del régimen chavista. “Todos los días hay una campaña contra Venezuela. Por ahí ha surgido una izquierda cobarde que basa su discurso en atacar el modelo bolivariano exitoso, victorioso, en atacar el legado histórico, y en atacarme a mí como presidente”, dijo Maduro. ¿Será que realmente se lo cree?
El “trofeo” de Diosdado Cabello.
Sigamos en Venezuela. Desde hace años, Diosdado Cabello, vicepresidente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y número dos del régimen chavista, tiene una fijación: hacerse con el diario El Nacional, el único medio de prensa escrito opositor que quedaba. Pues lo logró esta semana. “En un irregular y clandestino remate judicial”, señaló una nota de prensa del diario, “se adjudicó directamente la propiedad de la sede de El Nacional y los lotes de terreno sobre los que esta se encuentra construida a Diosdado Cabello Rondón”. Cabello denunció a El Nacional por replicar una información del diario español ABC, que indicaba que el líder chavista era investigado por Estados Unidos por narcotráfico. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) condenó al rotativo venezolano a pagar a Cabello 237.000 petros (criptomoneda promovida por el régimen), equivalente a 13,3 millones dólares. Luego vino el embargo en mayo de 2021 para cubrir ese monto y ahora la entrega de la sede del diario. El Nacional se mantiene con una página web. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó lo que llamó la "consumación del robo" del diario El Nacional. ¿Súper Bigote saldrá en defensa de la libertad de expresión?
Aquí lo dejo. Cuídese. Hasta el próximo sábado.
5 de Febrero
La era poscovid.
¡Buen día amigo!
Una parte del mundo ya respira la era poscovid. Es el caso de Europa, que, aun soportando las últimas embestidas de la variante ómicron, hoy le preocupa más una guerra entre Rusia y Ucrania que los casos diarios de contagios. No es que dieran por vencido al virus. Por el contrario, saben que tendrán que convivir con él. Solo que ahora atenderán especialmente la evolución de las cifras de internados graves y fallecidos, que en su mayoría son personas no vacunadas. Pero la circulación del virus, … ya fue.
“Tenemos un número extremadamente elevado de adultos vacunados con las tres dosis. Es nuestro secreto”, explicó la epidemióloga Lone Simonsen, profesora en la Universidad de Roskilde, cerca de Copenhague, al justificar la decisión de Dinamarca de levantar todas las restricciones sanitarias, el primer país de la Unión Europea en hacerlo. En estos días otros seguirán su ejemplo, como España que le dirá adiós a la mascarilla. Pero como siempre hay un pero para todo, el covid se renueva y ahora aparece un derivado de ómicron: BA.2, llamada “la variante sigilosa”. Los científicos han detectado que se comporta de forma similar a la BA.1, aunque es más contagiosa. Así que ya se lo imagina, el combate al covid-19 se parecerá cada vez más a una guerra de guerrilla: cada tanto alguna variante hará un ataque.
Las heridas que revolvió el FMI.
Argentina es un país extraordinario, pero parece que no sabe vivir sin crisis políticas, económicas o de otro tipo. Al anuncio del acuerdo con el FMI, que fue mejor recibido por la oposición que por el ala dura del kirchnerismo, le siguió el portazo del diputado Máximo Kirchner. La nueva crisis en el gobierno estalló pocas horas antes de que el presidente Alberto Fernández partiera a una gira por Moscú —donde le ofreció a Vladimir Putin que Argentina sea la “puerta de entrada” de Rusia a América Latina—, y China para asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno Pekín 2022. Argentina acaba de firmar con China un contrato de 8.000 millones de dólares para la construcción de una central nuclear. Pero no nos vayamos de tema. El portazo de Máximo Kirchner no es más que otro capítulo del quiebre en el gobierno tras la mala votación en las PASO y la derrota en las legislativas del año pasado. Para entender qué pasa en el gobierno argentino, lo dejo con dos análisis de nuestro columnista Claudio Fantini: Un acuerdo que deja derrotados y Cristina y la sombra del “albertismo”. Y para profundizar en el aspecto económico del vecino del Río de la Plata, está la columna de Jorge Caumont El milagro argentino que no es tal, publicada en el suplemento Economía y Mercado.
Ucrania, sigue la tensión.
Estados Unidos y Rusia intercambiaron documentos sobre cómo solucionar la crisis por Ucrania, pero lo que mostraron es que las diferencias son grandes. ¿Habrá guerra? Nadie la quiere, aunque sigue el movimiento de tropas. Rusia mantiene a decenas de miles en la frontera con Ucrania y hace ejercicios militares con su aliada Bielorrusia, mientras Estados Unidos anuncia el envío de 3.000 soldados adicionales a Europa del Este y coordina acciones con la OTAN. Este viernes la crisis por Ucrania se trasladó a Pekín, con motivo de la cumbre entre el presidente chino Xi Jinping con su homólogo ruso Vladimir Putin, en el marco de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno. Xi y Putin reafirmaron su alianza frente a Occidente. En la declaración conjunta que dieron a conocer dejaron claro que no solo están unidos en el caso de Ucrania. Su alianza también es comercial, y abarca la zona del Asia-Pacífico, de la que China quiere a Estados Unidos fuera. Por ahora, la batalla está en el campo diplomático.
Partygate británica.
En Londres, el primer ministro Boris Johnson sigue haciendo malabarismo para mantenerse en el cargo. Esta semana le renunciaron al menos cuatro de sus principales colaboradores por el escándalo de las fiestas en la residencia oficial de Downing Street, en pleno confinamiento por la pandemia del covid-19. El lunes 31 de enero finalmente se conoció el informe encomendado por el gobierno británico sobre estas fiestas. La versión resumida que se hizo pública no deja bien parado a Johnson, y abona la prédica de la oposición laborista para que el Partido Conservador haga fuerza para sacar al primer ministro. Pero pese al vendaval que se le viene encima, Johnson sigue decidido a no dimitir. “Lo entiendo y lo arreglaré”, aseguró en el Parlamento, y afirmó “lamentar” las fiestas celebradas en 2020 y 2021. En Londres hacen apuestas sobre cuánto resistirá.
Isabel II, la reina platino
El partygate —desde el Watergate que terminó con la presidencia de Richard Nixon usamos “gate” para bautizar cualquier escándalo político— compite en los medios británicos con el 70 aniversario de reinado de Isabel II. La primera fecha que marca el jubileo de platino de Isabel II, es la de la muerte de su padre, el rey Jorge VI, el 6 de febrero de 1952. El País publicado en estos días varias notas sobre la monarca más longeva que tiene hoy el mundo. Recomendable la que escribió Mariana Malek, una especialista en la realiza, Isabel II: siete décadas al frente del Imperio Británico. También está Dormirse como princesa, despertarse como reina, y la más liviana Así es la búsqueda del postre perfecto para el jubileo de platino de Isabel II. Que las disfrute.